En esta tarde gris
de sábado valdivia
por la calle se acercan
unas horas de amor,
¡cómo ha caminado el fuego aquel!
¡cómo paso a paso ha abierto mis latidos
tu posesión!
Y te has hecho historia,
y te has hecho hoy,
y te has hecho lo que queda de mi vida.
Has recogido mis soledades,
la brizna diminuta del cielo gris
que se ha posado en mi lacrimal
que tú enjugas,
en mi boca entreabierta, en mi cuello valle
donde posa tu tibieza que cautiva
mi memoria.
Hoy que me llenas de ausencia,
al galope mi pulso corre,
en busca de la sombra,
que me avise de tu luz,
que alumbrará siempre
todas las tardes grises
de los sábados valdivia
del invierno en mi piel,
y te quedes en mí
con ese beso promesa.
Que se extienda tu labio
en mi pensamiento,
tu otro labio en mi paso inmóvil,
y en el centro de mi cuerpo
el caracol de tu voz me penetre
y me fecunde ese hijo,
el único testigo de este barco
que llevamos al confín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario